En esta nota, explicamos qué son los hidrocarburos «convencionales» y «no convencionales», así como la principal diferencia entre ambos, que no tiene que ver realmente con el gas y el petróleo en sí, sino con el tipo de roca en la que se encuentran.
Los hidrocarburos «convencionales», que se han extraído tradicionalmente durante más de un siglo, son esencialmente los mismos que los denominados «no convencionales». La clave está en cómo están almacenados, tanto el gas como el petróleo. De hecho, para la industria, todos los hidrocarburos que no se encuentran en formaciones «convencionales» se consideran «no convencionales». Esto significa que hay varios tipos de hidrocarburos «no convencionales».
Durante años, las operaciones se centraron en buscar y extraer petróleo y gas que estaban atrapados bajo tierra en los poros microscópicos de rocas «permeables», es decir, cuyas poros están interconectados. Al igual que en una esponja, los fluidos (gas y petróleo) pueden moverse entre estos poros. En otras palabras, pueden «viajar» dentro de estas formaciones, normalmente hacia la superficie. A veces, quedan «atrapados» por una roca impermeable que impide su paso (porque sus poros están aislados entre sí). Así es como se ve un reservorio de hidrocarburos convencionales: una roca reservorio permeable, donde los hidrocarburos almacenados están atrapados por una roca «selladora» impermeable. Cualquier cosa que se desvíe de este patrón se considera «no convencional».
En Argentina, cuando hablamos de «no convencional», nos referimos específicamente a dos tipos de hidrocarburos: los de formaciones de «shale», como Vaca Muerta, y los de formaciones «tight». En ambos casos, estas son formaciones muy compactas. Las «tight» tienen baja permeabilidad, mientras que las de «shale» son básicamente impermeables.
En el caso del «shale» (que los geólogos identifican como lutitas y margas), estamos hablando de rocas formadas a partir de los lechos de lagos y mares. Durante millones de años, el material orgánico atrapado (restos de microorganismos, algas, animales, etc.) se convirtió en gas y petróleo. Por eso es común leer o escuchar que el «shale» también se llama «roca madre» o «roca fuente».
Este último término, «roca madre», puede ser confuso. No se refiere a la roca madre del planeta Tierra o a un tipo de roca base, sino más bien a una capa que puede tener decenas a cientos de metros de grosor, donde se formaron el gas y el petróleo. Es solo la «roca madre» de los hidrocarburos. Debajo de ella, hay decenas a cientos de kilómetros de formaciones rocosas que se extienden hasta el manto terrestre.
Esta roca fuente (shale) se ha fracturado a través de procesos fisicoquímicos naturales. En algunos casos, a través de estas fracturas, parte de los hidrocarburos migraron, generalmente hacia la superficie (algunos lo lograron, otros quedaron atrapados en lo que llamamos «trampas» o reservorios convencionales). Pero una buena parte de los hidrocarburos permaneció atrapada en la roca fuente.
En Argentina, hablar de extraer «gas de shale» y «petróleo de shale» significa específicamente ir a buscar hidrocarburos justo allí, en las formaciones donde se generaron, que no han migrado a formaciones permeables o reservorios convencionales.
Dado que el gas y el petróleo están distribuidos en millones de poros microscópicos que, a diferencia de los reservorios convencionales, no están interconectados, no pueden moverse dentro de la formación. Por lo tanto, es necesario crear artificialmente caminos para que fluyan hacia el pozo.
Esencialmente, se trata de reabrir las pequeñas fracturas en la roca fuente, creadas por la naturaleza durante la formación de hidrocarburos, que ahora están cerradas por el peso de kilómetros de roca que descansan sobre ellas.
Para esto, se utiliza una técnica conocida como estimulación hidráulica, fracturación hidráulica o fracking, que se desarrolló hace casi 80 años y se ha utilizado regularmente en nuestro país durante los últimos cincuenta años (para mejorar la permeabilidad de los reservorios convencionales). Este proceso implica inyectar un fluido, compuesto principalmente de agua y arena (99.5%), con una pequeña cantidad de algunos aditivos químicos extremadamente diluidos (0.5%), a alta presión.
Una vez que la fractura se reabre gracias a la presión del agua, es necesario asegurarse de que no se cierre nuevamente cuando disminuye la presión. Por eso se añade un «proppant» (arena especial) al agua. Este proppant entra en las fracturas y las sostiene para evitar que se cierren. Desde ese momento, los hidrocarburos pueden fluir a través de estas fracturas, que son de menos de un milímetro de grosor, sostenidos por los granos de arena, hacia el pozo para su extracción.
También mencionamos las formaciones «tight» o «arenas tight». Aquí, hablamos de formaciones no generadoras, a diferencia del shale. De hecho, recibieron hidrocarburos que se generaron en formaciones de shale, pero sus poros están muy mal interconectados (muy baja permeabilidad). En este caso, también es necesaria la estimulación hidráulica (fracking) para mejorar la permeabilidad, pero a una escala menor.
Así que, vale la pena señalar que la extracción de hidrocarburos tanto convencionales como no convencionales tiene muchos puntos en común (como la perforación de pozos, por ejemplo), y la única diferencia es que esta última requiere absolutamente estimulación hidráulica (fracking), aunque hoy en día, prácticamente todos los pozos, sean convencionales o no, pasan por esta operación.
Enlace: www.shaleenargentina.com.ar